Cerca del centenario: el famoso Bar Arocena festeja noventa años de historia

El Bar Arocena, ubicado en la calle del mismo nombre, es un clásico, no solo de Carrasco, sino de todo Montevideo. Entre sus cuatro paredes reposan miles de historias y anécdotas, que forman parte de la vida de muchos montevideanos y uruguayos que, en algún u otro momento, entraron por sus puertas y se empaparon de su ambiente bolichero, pero sin nunca perder el decoro.

Este año se prepara para festejar sus noventa años de vida, una cifra para nada desdeñable en la cultura bolichera local, donde proliferan los locales, pero no siempre logran mantenerse en el tiempo.

Si bien hace casi un siglo que está abierto a los parroquianos que quieran pasar un buen rato y tomar una copa, hace 45 años que el bar tuvo un cambio que le cambió su identidad y generó lo que es hoy: la llegada de Roberto Mallón y Jesús Boquete. Estos gallegos que, lamentablemente, fallecieron en 2016 y 2017 respectivamente, estuvieron durante décadas detrás de esa épica barra de mármol que es la piedra angular del local.

«Los que trabajaron acá eran dos gallegos, Jesús y Roberto. Uno trabajaba de día y otro de noche. Doce horas cada uno. Unos tractorcitos eran, ya no hay esa gente», recuerda el encargado actual del bar.

Estamos hablando de José Luis Mallón, hijo de Roberto, que, luego de su partida, quedó a cargo y tiene como objetivo actualizar el lugar a los tiempos que corren – ejemplo de ello es la reciente cuenta de Instagram del bar -, a la vez que mantener la esencia de su legado. «Lo que yo hago desde hace dos años y medio es agarrar esa base que hay del Bar Arocena, esa historia, ese cariño, y aggiornarlo a la actualidad», cuenta a Montevideo Portal.

José Luis está muy orgulloso de la herencia que hoy tiene sobre sus hombros y celebra que el bar «hoy en día se convirtió en un clásico». «Viene mucha gente a verlo, a sacarse fotos. Muchos extranjeros también», explica.

Cabe destacar que, por ejemplo, con la llegada de Anthony Bourdain a Uruguay, el Bar Arocena fue uno de los establecimientos que visitó para su programa gastronómico. En este caso, para conocer el famoso chivito que preparan que, junto a la «peluda», son dos de los mayores clásicos que tienen.

Además, históricamente pasaron por su puerta personajes tan diversos como Fito Paez, Pappo, la China Zorrilla, el Sabalero, tanto como Pablo Goncálvez o el secuestrador de Milvana Salomone, que eligió el bar para entregarse. Incluso, en su llegada a Uruguay, Mick Jagger se sacó una selfie con la entrada como fondo. Y todos estos por nombrar apenas unos ejemplos de las innumerables personas reconocidas que lo conocieron y lo frecuentaron.

Más allá del buen presente que tiene el local, José Luis no pierde oportunidad de recordar el pasado y contar cómo lo vivió. Por ello, recuerda cómo fue que su padre y su amigo llegaron a estar al frente.

«Compran este bar en agosto del 74′. En ese momento era un bar común, Carrasco no es lo que es hoy», relata. «Ellos tenían una botella de algo, vamos a poner de grapa, se vendía la botella e iban a Manzanares, compraban otra botella y la ponían para la venta. Y así fueron comprando dos, cuatro botellas, hasta que llegó un momento que se empezó a mover. Sacrificio, 24 horas. En aquel momento sólo se cerraba los primeros de mayo, en fin de año no se cerraba, sólo se cerraba unas horas, desde las 10 hasta las 3 de la mañana».

Por otro lado, también cuenta que los gallegos, «más Jesús que Roberto», eran como «un segundo padre» para muchos de los jóvenes que eran asiduos del bar, que era un lugar donde conseguían «apoyo». También destaca que era importante en su formación, ya que muchos «llegaron muy lejos», el hecho de que se cruzaran con parroquianos que les «iban dando pautas de cómo hay que comportarse en la vida».

En este sentido, es que José Luis celebra la convivencia que siempre se generó, en el pasado y también hoy, alrededor del bar, donde se cruzan personas de todo tipo de nivel adquisitivo o profesión. «El Bar Arocena está ubicado en una zona de poder adquisitivo alto. Entonces un porcentaje de sus clientes pertenecen a ese sector. Ahora, también siempre vinieron todos los trabajadores de la zona. Acá paraban los jardineros, los sanitarios, los electricistas. Venían a almorzar, había una convivencia. Terminaban estando el cliente y el trabajador juntos, conviviendo», explica.

Para José Luis, con el paso del tiempo algunas cosas fueron cambiando, pero la esencia se mantiene y «sigue quedando la amistad del bar», a la que define como «eso de juntarse por lo menos a terminar el día con una copita y contarse cómo les fue». También están los otros: los que «ya no vienen todos los días porque su vida cambió», pero que «cuando vienen añora aquellos momentos y les gusta parar el rato y charlar».

Lo cierto es que el Bar Arocena sigue abriendo de lunes a lunes con el mismo horario 24 horas de siempre y que este año queda a una década del centenario, por lo que planean una fiesta que seguramente será en noviembre, aunque todavía no se tiene la fecha con exactitud. Pero lo importante es eso: el homenaje va a estar.

¡Mirá el informe audiovisual arriba!

Por Manuel Serra | @serra_sur

Bar Arocena

Avda. Arocena 1564